sábado, 17 de octubre de 2009

Los Pinchos

Cuando despertó, estaban allí, mirándola con sus ojitos negros sin vida. Se apiñaban en el cabecero de su cama, descendiendo hasta la almohada como una masa negra, y cada día eran mas. Aparecían con el primer despertar, en ese estado de semiconciencia, de cuando ya sabes que estas despierto pero aun vives el sueño, y las emociones de lo que vives en este instante te condicionan el día. Estaban allí, mirándola, sin recordarle hechos concretos, solo transmitiendo un desagradable agobio. Eran Los Pinchos. No los que te dan con el vermut los domingos, ni los que comes con el café para desayunar, ni siquiera eran los de la barbacoa, - eran los pinchos de la conciencia, estos seres asquerosos que viven en nuestras mentes para, de vez en cuando, recordarnos con un pinchazo anónimo lo malos que hemos sido.

Por fin los había visto. Y ahora, cara a cara, sabría como luchar con ellos.